jueves, 28 de agosto de 2008

ULCERA DE BURULI




La úlcera de Buruli (UB) es una de las enfermedades tropicales más desatendidas, aunque tiene tratamiento. Su causa es la infección por Mycobacterium ulcerans, microorganismo que pertenece a la familia de las bacterias causantes de la tuberculosis y la lepra, aunque la UB ha recibido menos atención que estas enfermedades. La infección produce una extensa destrucción de la piel y los tejidos blandos, y la consiguiente formación de grandes úlceras, generalmente localizadas en las piernas o los brazos. Los pacientes que no reciben tratamiento rápidamente sufren a menudo discapacidades funcionales, tales como limitación del movimiento articular, además de los evidentes problemas cosméticos. El diagnóstico y el tratamiento tempranos son fundamentales para evitar esas discapacidades.
Se han registrado casos de UB en más de 30 países, sobre todo de clima tropical o subtropical, pero es posible que también se dé en otros países donde todavía no se haya reconocido. La notificación de casos es baja debido a los escasos conocimientos sobre la enfermedad, su distribución focal y el hecho de que afecta sobre todo a las comunidades rurales pobres. Las perspectivas de control de la enfermedad se están ampliando gracias a los progresos continuos en la comprensión de su transmisión, la creación de nuevos instrumentos diagnósticos y el desarrollo de medidas terapéuticas y profilácticas.
Historia
En 1897, Sir Albert Cook, médico británico que trabajaba en el Hospital Mengo de Kampala (Uganda), describió úlceras cutáneas compatibles con la UB. En 1948, el profesor Peter MacCallum y sus colaboradores hicieron una descripción detallada de la enfermedad en seis pacientes de la zona de Bairnsdale, cercana a Melbourne (Australia), y fueron los primeros que aislaron el microorganismo causante: M. ulcerans. En el sur de Australia la enfermedad todavía se conoce como úlcera de Bairnsdale. En la década de los sesenta se registraron muchos casos en el condado de Buruli (el actual distrito de Nakasongola), en Uganda, y de ahí procede el nombre más común de la enfermedad: úlcera de Buruli. A partir de 1980, la UB se ha propagado rápidamente en varias zonas del mundo, y sobre todo en África occidental, lo cual llevó a la Organización Mundial de la Salud a actuar en 1998. Debido a los escasos conocimientos sobre la enfermedad, al aumento de su extensión geográfica y a sus graves consecuencias, la Asamblea de la Salud adoptó en 2004 una resolución1 destinada a mejorar la vigilancia y el control de la UB y a acelerar la investigación para desarrollar mejores instrumentos de control.
Causa
M. ulcerans es una micobacteria que se encuentra en el medio ambiente, pero las informaciones más recientes indican que, al contrario de lo que se creía, no vive libremente en el medio ambiente, sino que ocupa un nicho específico en medios acuáticos (por ejemplo, pequeños animales acuáticos y biopelículas), desde donde se transmite al ser humano por mecanismos desconocidos. Aunque su crecimiento es lento, M. ulcerans procedente de lesiones humanas puede cultivarse en los medios utilizados para las micobacterias, siempre que la temperatura de incubación se mantenga entre 29 y 33 °C (inferior a la necesaria para cultivar M. tuberculosis). Hay algunas diferencias entre las cepas de M. ulcerans procedentes de diferentes zonas geográficas (África, América, Asia y Australia), pero no se ha establecido la relación entre las diferentes cepas y su virulencia para el ser humano. M. ulcerans produce una toxina destructiva, la micolactona, que causa lesiones tisulares e inhibe la respuesta inmunitaria. Los efectos tóxicos de la micolactona explican en su mayor parte la virulencia de este microorganismo.
Transmisión
El modo de transmisión sigue en estudio. Algunos pacientes dicen que las lesiones aparecen en sitios que han sufrido traumatismos. Hay investigaciones que indican que en África algunos insectos acuáticos del orden Hemiptera (Naucoridae y Belostomatidae) pueden albergar M. ulcerans en sus glándulas salivares y transmitir la enfermedad a animales de experimentación. Datos más recientes procedentes de Australia indican que los mosquitos de las marismas son positivos para el ADN de M. ulcerans, aunque todavía no se ha confirmado que transmitan el microorganismo. Si esto se confirmara, la UB sería la única enfermedad micobacteriana transmitida por insectos. Se sigue investigando el papel exacto de los insectos y de otros factores en la transmisión de esta enfermedad al ser humano.
Epidemiología
La UB ocurre cerca de masas de agua (ríos de curso lento, estanques, pantanos y lagos); también se han producido casos tras inundaciones. Las actividades que tienen lugar cerca de masas de agua, como las actividades agrícolas, constituyen factores de riesgo, y la utilización de ropas protectoras parece reducir el riesgo de contraer la enfermedad. Las causas de la creciente propagación de la UB siguen sin esclarecer. Pueden verse afectadas personas de ambos sexos y de todas las edades, pero la mayoría de los pacientes son niños de menos de 15 años. En general no hay diferencias entre ambos sexos con respecto a la frecuencia de la infección. La enfermedad puede afectar a cualquier parte del cuerpo, pero las lesiones están localizadas en los miembros en aproximadamente un 90% de los casos, y en los miembros inferiores en cerca de un 60%. Al contrario de lo que ocurre en la tuberculosis, no hay pruebas de que la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana predisponga a la UB. Tampoco hay pruebas de que la enfermedad de transmita de persona a persona. Su incidencia presenta escasas variaciones estacionales.
Prevalencia
Se han descrito casos de úlcera de Buruli en 30 países de África, las Américas, Asia y Pacífico Occidental, sobre todo en las regiones tropicales y subtropicales. En Côte d’Ivoire se han registrado aproximadamente 24 000 casos entre 1978 y 2006; en Benin, cerca de 7000 entre 1989 y 2006, y en Ghana, más de 11 000 desde 1993. En Australia el número de casos notificados ha aumentado en los últimos años: 25 en 2004, 47 en 2005 y 72 en 2006; la mayoría de los casos recientes se han registrado en el Estado de Victoria y en la ciudad de Point Lonsdale. En varios países (Camerún, Congo, Gabón, Sudán, Togo y Uganda) se están notificando cada vez más casos. Después de 30 años en los que no ha habido notificaciones oficiales, un estudio llevado a cabo en la región sudoriental de Nigeria en 2006 confirmó algunos casos. En China también se han descrito algunos casos, pero se desconoce la extensión de la enfermedad. Informes recientes indican por primera vez que la enfermedad puede ser endémica en la zona de Brasil fronteriza con la Guyana Francesa. Estas cifras señalan la presencia de la enfermedad, pero es posible que no reflejen la magnitud real del problema.
La determinación exacta de la prevalencia y la carga de morbilidad requiere investigaciones considerables, entre otros motivos porque:
Los conocimientos sobre la enfermedad son insuficientes, tanto entre los trabajadores sanitarios como entre la población general, lo cual hace que haya una importante subnotificación;
Las personas más afectadas por la UB viven en zonas rurales remotas y tienen poco contacto con el sistema de salud;
Las formas de presentación clínica de la enfermedad son variables, por lo que la UB se confunde a menudo con otras úlceras y enfermedades cutáneas tropicales, y
La UB no es una enfermedad de declaración obligatoria en muchos países.
Todo ello dificulta la determinación del número exacto de personas afectadas por la enfermedad y la localización de todas las zonas endémicas. Los sistemas de vigilancia deben estar alerta tanto en los países endémicos como en aquéllos en los que no se han notificado casos de UB, pero tienen frontera con los países endémicos. Cabe la posibilidad de que otros países tropicales y subtropicales se vuelvan endémicos; una vez más, es necesaria una vigilancia atenta. Ocasionalmente, la enfermedad aparece en personas de Norteamérica y Europa que han viajado a zonas endémicas, lo cual plantea importantes dificultades diagnósticas a los médicos que no están familiarizados con la enfermedad.
Signos y síntomas
La UB suele comenzar como una tumefacción cutánea móvil e indolora, llamada nódulo. La enfermedad puede presentarse como una gran zona de induración o una tumefacción difusa de las piernas o brazos. Las cepas de M. ulcerans aisladas en las diferentes formas clínicas de la enfermedad en una determinada región geográfica parecen ser idénticas, lo cual indica que los factores del huésped pueden desempeñar un importante papel como determinantes de las diferentes presentaciones clínicas. Debido a las propiedades inmunosupresoras locales de la micolactona, o quizás a otros mecanismos desconocidos, la enfermedad progresa sin dolor ni fiebre, y eso puede explicar que los pacientes no busquen tratamiento rápidamente. De cualquier modo, en ausencia de tratamiento aparecen úlceras masivas, con los clásicos bordes socavados. La ocasional afectación ósea se asocia a grandes deformidades. Cuando las lesiones se curan, la fibrosis puede producir limitación de la movilidad de los miembros y otras discapacidades permanentes en aproximadamente un cuarto de los pacientes. Otras enfermedades que pueden confundirse con la UB son las úlceras fagedénicas tropicales, a menudo llamadas simplemente úlceras tropicales, la leishmaniasis (especialmente en Sudamérica), los nódulos de la oncocercosis y las infecciones fúngicas cutáneas.

1 comentario:

Ricardo B dijo...

Karla, muchisimas gracias, fue el unico escrito que me dio ganas de seguir leyendo, te quiero felicitar por tu esfuerzo y te cuento que existe una arcilla la cual es utilizada para combatir el mycobacterium que ocasiona esta patologia, si te interesa mas puedes buscar a Lynda Williams en google o contactarme, gracias por tu esfuerzo.